Agradecida y emocionada hoy inauguro una nueva sección llamada «Susto o muerte»
Y para celebrar tan feliz acontecimiento, comenzamos por dos pesos pesados autores de dos de los éxitos comerciales estéticamente más dudosillos de las últimas décadas.
En una esquina del ring una firma más germana que el chucrut: Birkenstock. El fabricante alemán de las tan tristemente populares sandalias de dos tiras de cuero con suela ortopédica de corcho, vive un peligroso resurgimiento de mano de las fashionistas más nostálgicas de aquellos chiringuitos cerveceros para guiris de la Costa del Sol.
La cosa surgió así, tontamente, el pasado verano cuando Phoebe Philo las sacó en su desfile para Céline. Y no culpo a las streetstylers. Las comprendo. Después de tanto Jimmy, tanto Manolo y tanto Christian castigando nuestros pinrelines despiadadamente, cualquiera se rinde a la comodidad de la #sandachancla, ese híbrido entre sandalia y chancla (término acuñado en el blog Devil Wears Zara que describe a la perfección la idiosincracia de este singular calzado).
En la otra esquina del ring, la genial Isabel Marant, conocida lamentablemente por la más monstruosa de sus creaciones: las deportivas con tacón de cuña. Me vengo abajo de sólo recordarlas. Pues no va ella ni corta ni perezosa, agarra la sandachencla, la reinventa con el rollo ese tan suyo etnobohochic parisien y se queda tan ancha sacándolas en su desfile Spring/Summer 2014. En tres palabras: puturrú de fuá.
Para rematar, las firmas lowcost no han tardado en apuntarse para hacer de esta tendencia una verdadera plaga. ASOS, Zara, o Mango se han apresurado a clonetearla, facilitando peligrosamente que acabe por popularizarse.
A mi entender los que más se han pasado con el clonamiento son los de la firma Jessica Buurman, que se han apresurado a calcar las Edris Bow Tie Sandals de Isabel Marant. Aquí el que no corre vuela, oiga.
Y a pesar de todo, a lo mejor las pruebo, descubro su comodidad, y me paso al reverso tenebroso de La Fuerza dando gracias cada día de mi vida por haberme pasado a la flat sandal ortopédica.
Gran dilema: ¿sandachancla sí o no? ¿susto o muerte?